La Vía Láctea Malasañera, año 2002.
La noche de un día lectivo acompaño a una amiga y a un amigo común, y australiano, para más señas.
En el desierto local, entre botellas de refresco (mías) y cerveza (de ellos) comienza a sonar una canción que hace años escucho de vez en cuando y sigo sin saber quién es el combo que la interpreta.
Miro esperanzado hacia la cabina en la que (¡maldita sea!) nadie parece poner discos y, descorazonado, ni me planteo preguntar a la aburrida camarera por la melodía que ameniza el momento.
Así que una vez más, y resignado, me despido del tema como el que mira desde el andén, con cara de iluso, cómo se marcha el tren que ha perdido por un minuto. Hasta que nuestros caminos se vuelvan a unir.
Como si de Holmes y el Profesor Moriarty se tratase, a lo largo de los siguientes años nos encontramos en multitud de ocasiones para siempre quedar fascinado con lo breve e intenso del momento.
Si uno no pone la suficiente atención podría creer que la grabaron Jefferson Airplane, por la potente voz femenina, similar a la de Grace slick, pero son demasiado... no sé, nostálgicos.
Durante todos estos años otros cabos se han atado y, a base de escuchar otros temas he ido sospechando el nombre de la banda.
El Malasañero LOUIE LOUIE, año 2010. Hace un par de semanas degusto un refresco de cola mientras un caballero, más cercano a un popular periodista deportivo que a un d.j. al uso, va pinchando singles.
Sam Cooke da la mano a los Kingsmen, estos a Detroit Cobras... de repente suena una canción y....¡no!
No es la canción que me persigue pero el sonido de la banda y la voz me invitan a pensar que podría tratarse de los mismos autores.
Doy un paso más allá y recuerdo que la canción que suena ahora es Send me a postcard y que las Undershakers, que visitaran el programa en 1999, hacían una poderosa versión. Una versión de... ¡Shocking Blue!
Los holandeses Shocking Blue, los mismos que grabaron la versión original de Love Buzz, la canción que Nirvana grabaran en su lp de debut y cuya línea de bajo aún me obsesiona.
El resto es sencillo, se busca algún disco de la banda y... bingo.
Never marry a railroad man es el nombre del tema y por supuesto canción y grupo sonarán en sucesivos programas.
La melancólica belleza de la tonada se resume en el estribillo que la, no menos bella, vocalista Mariska Veres derrama:
Nunca te cases con un ferroviario, sólo te amará de vez en cuando pues su corazón pertenece a su tren.
Adoro los trenes ¿ustedes no?
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