domingo, 13 de septiembre de 2009

NO HE SIDO TAN FELIZ DESDE EL FIN DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Escribo este comentario desde la calma del postoperatorio. Soy uno de los miles de personas cuya alma fue intervenida anoche por un cirujano llamado LEONARD COHEN.

Así, sin anestesia, en una operación a corazón abierto de más de 3 horas con un bisturí llamado poesía y un escalpelo llamado elegancia, asistido por un equipo atento a darle a su trabajo el tono que necesita en cada momento. De la oscuridad más absoluta a la luz del redimido.

Con toda humildad, ruborizado, sonriente y agradecido por los vítores que los pacientes le dimos a cada corte, fue completando la operación. Apasionado, crooner, chansonnier, arrodillado o firme, con o sin sombrero, jocoso o sobrio, no dejó de conmover a los allí congregados.

A medida que avanza el calendario , y el cinismo, particular, es cada vez más difícil salir de un evento de esta clase absolutamente conmovido y con la sensación de que es posible que todo sea mejor, incluso uno mismo. Ayer fue una de esas escasas ocasiones, pero elevada exponencialmente.
Siempre tuve claro que, sin importar el desembolso (dudo que al encenderse las luces alguien recordara el precio de la entrada, ni tan siquiera haberla comprado), para este tipo de operaciones busco la experiencia. Sí, hay algún joven que puede intentar hacer algo parecido por mucho menos dinero pero las operaciones gratuitas son siempre las más caras.

El Dr. Cohen no sólo derrocha savoir faire en cada movimiento, además atesora casi 75 años de trayectoria vital. ¿Quién mejor que un caballero de sienes plateadas conocería los entresijos del espíritu humano?

No he tenido la suerte de ser atendido por el Dr. Montand o el Dr. Aznavour, pero siempre guardaré el recuerdo de la mirada serena de Mr. Cohen.

Espero me sepan disculpar, debo seguir reponiéndome y asimilando. Antes de despedirme quiero compartir la receta que nos dejó antes de marcharse a operar a otra ciudad. “Rodeense de familiares y amigos. Si no es su caso, que los ángeles les acompañen en su soledad".
Creo que fue esa, pero, claro, acababan de operarme.

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