lunes, 6 de septiembre de 2010

¿GUAY O QUINQUI?

El veintinueve de agosto finalizó la interesante exposición gratuita que, sobre el llamado cine quinqui, se realizaba en Madrid (tras su éxito en Barcelona).

Es curioso cómo un género que, en su día mitificaba rateros de poca monta, bañándolos en misticismo de aguja, Mahou y futbolín, es reivindicado hoy por pseudointelectuales, enterados y guays variopintos, a los que dichos "quinquis", gustosamente, habrían dado "un palo".

Digo curioso porque, mientras, los que vivimos el auge de ambos fenómenos (el de la delincuencia barrial y el del videoclub ochentero y quinqui) no le hemos dado más importancia ni trascendencia.

Sí, siempre hay quien recuerda, gracias a la versión de celuloide, a El Vaquilla como un héroe. Como poco menos que un Don Quijote que cambia La Mancha por un descampado y a Rocinante por un Seat 1430.

He revisado la semana pasada varios títulos y Navajeros (Eloy de la Iglesia, 1980) me sigue pareciendo la única visible. Ojo, visible, ni buena, ni obra maestra, ni Jaro es un héroe sanote y redentor.

Quizá tenga algo que ver que está musicada, venga a cuento en la escena o no, por Burning. Tal vez sea porque es la única que recuerdo haber visto en mi infancia. Supongo que debió ser programada por TVE o ser un éxito de videoclub, pues toda mi clase hablaba de ella y repetiamos nuevas expresiones aprendidas en semejante clase extraescolar.

Aquí tienen a los de La Elipa con su hit barrial en las dos versiones. En la que aparece en la película, narrada en tercera persona, comienza huyendo porque roba farmacias y algún coche también. En la segunda, con la incorrección de Johnny Cash y narrada en primera persona, huye porque maté a mi chica y a su amante también...la prefiero muerta antes que sea de él.



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