viernes, 3 de septiembre de 2010

LA MANO DE MR. FOURNIER

Salía de trabajar a mediados de diciembre del 2002.

Me fijé en un mendigo con mala pinta, pelo deshilachado y hombros caídos, que pasaba rápido por delante de la puerta de salida de empleados.

Algo no me cuadraba, y de repente caí en la cuenta. El "mendigo" llevaba unas botas nuevecitas y que, aún sin ser un entendido, parecían carísimas.

Me recordaba a alguien. En esos días iba a tocar en Madrid un músico... "¡Vamos!", le dije al compañero que me acompañaba.

Le vimos parado a 20 metros en una plaza, pensando a dónde dirigirse. Sí, era él. Reparó en mi mirada y, con una sonrisa, me dijo "hola".

"¿Es usted Alice Cooper?" (siempre me arrepentiré de no haber usado su nombre real, Vincent Founier). Me estrechó la mano y, cuando le pregunté qué hacía por el centro, contestó dulcemente "Hago compras de navidad".

No soy un gran seguidor de su música, no asistí a aquel concierto, pero Alice Cooper viene en noviembre de nuevo y esta vez sí estaré allí.

Mi generación tenemos la imagen de bandas de Shock Rock, como Mr. Cooper o Kiss, de tétricos heavies de sonido duro y torpón. Analizando lo que, en sonidos duros, ha llegado después, encuentro encantador el sonido de ambas bandas (cercanísimo al rock and roll y, como mucho, hard rock) y sus gimmicks anacrónicos.

El paralelismo más obvio podemos realizarlo con el cine de terror. En su día las películas de las productoras Hammer o Universal aterrorizaban al público. En el terror de hoy hay mucho más ruido (lo que asusta, de hecho) y muchas más sangre, obtenida de forma más explícita. Aún así no hay, hoy en día, ni el diez por ciento del talento impreso en las viejas películas.

Personalmente, prefiero el clásico de terror, con sus trucos (no tan) simples y su ambiente inquietante y, de igual manera, prefiero, en estos sonidos, el Rock and roll divertido de los clásicos del Shock Rock .

Alguien que toca la stoniana Under my wheels en t.v., o aparece en el Muppet Show de los Teleñecos, no puede ser malo. O al menos nocivo.

Recuerdo el comienzo de su Feed my Frankenstein "no soy el diablo, sólo soy guapo".





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